la vida me mata
He querido vivir tan deprisa
que la vida me oprime el pecho
ahogando mi respiración.
Llorando mis días
de tanto dolor acumulado
entre mis labios moldeados
al gusto del color de la luna
y su amanecer asesino.
Como el que no quiere la cosa
esto se convierte en una carta de despedida
de un poeta sucio y despreciado.
Un poeta fecundado
entre noches dicharacheras
de dudosa credibilidad.
Porque seguramente ya me haya vuelto loco
y todo sea una mentira
como aquellos días en los que creí vivir muerto.
Como el que no quiere la cosa,
siempre me he reconocido como poeta suicida,
sin suicidio.
Como el que no quiere la cosa.
la vida, esa que tanto he vivido,
me mata
6 comentarios:
Espero que esto no sea una despedida en ningun sentido!!! Precioso!
Esto, si fuera cierto, no tendría sentido. Acabo de encontrarte y ya te vas?. Si este es el suicidio de un poeta, me dejas la ausencia de tus versos y...quiero más
Marcus tío no se si me llamaste egocéntrico o que me dijiste que me pire…
O las dos cosas, o ninguna de las dos…hummm
Ya me dirás, sin problemas no tengo piel fina!.
Sabes tu poema si le quitas “poeta” y honestamente no sabría que poner, me cuadraría con muchos momentos y no se donde estabas, pero parece como si los hubieras visto!
Cuídate!
marcus
qué es la "cosa
me lo explicas?
anda
anda
y no te subestimes.
creo que las asfixia es uno de los pocos sentimientos reales que se pueden escribir en un poema. quizá sea el único sentimiento verdadero de la vida.
otra paradoja: toda vida va matando día a día... ¿no?
no te despidas nunca, regresa siempre.
un beso
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